Jaqueline Elías de 58 años es una mujer que ha sabido sortear varias pruebas que la vida le ha puesto en el camino manteniendo la fé y sobre todo, persistiendo en sus metas.
Jaqueline Elías es una artesana que trabaja con telas e hilos desde hace trece años, primero por pasatiempo y luego para ganarse el sustento.
Y así como ha aprendido a coser pedazos de tela rotos y transformarlos en piezas de arte, ha tejido su vida, suturando cada tropiezo que la vida le ha puesto.
Jaqueline quería ser médico, pero cuando estaba en el primer año del internado su madre falleció y debió hacerse cargo de su hermano menor y ya no pudo pagar la universidad. Hoy asegura que es su hermano, ahora adulto, su principal sostén y apoyo.
La entusiasta emprendedora cuenta que debido a que había estudiado una carrera larga se casó hasta los 33 años y tuvo dos hijos y durante un tiempo se dedicó a las labores del hogar y se introdujo en las artesanías.
Aprendió repujado, pero pronto se inclinó por las telas y hace hermosas cortinas, bolsos, cojines y lo que la gente le pida, en sus accesorios combina el bordado, el añil y la costura. Hace cuatro años creó su marca Yazamo Artesanías.
“Yo comencé en esto por entretenerme, pero hace cuatro años falleció mi esposo y me quedé con un hijo que aún depende de mí, entonces me metí de lleno y ahora es un negocio más formal”, explica.
La magia que logra al unir las telas se observa en las piezas que elabora, que mezclan mantas y telas de diferentes colores a las que coloca otras piezas teñidas en añil para crear cojines, cortinas y últimamente peculiares mascarillas. Este nuevo atuendo tan vital para todos, es lo que le ha generado más ingresos que nunca, contó emocionada.
“He estado haciendo cortinas y cojines, monederos, carteras y bolsos, pero vino la pandemia y me pasé a las mascarillas y eso es lo que me ha dado de comer todo este tiempo. Fui mejorándolas cada vez. Yo comencé sacando un molde y luego los clientes fueron pidiéndolas personalizadas, hasta he hecho una para pajilla y es súper popular, los clientes van diciendo lo que quieren y yo lo hago”, cuenta orgullosa.
Jaqueline comentó que además de innovar en productos debió aprender a comercializar sus piezas en redes sociales ya que cerró la tienda de artesanías donde las colocaba. Vender en línea no la convencía pero ahora está encantada y ella misma sube cada semana productos nuevos.
“Imagínese a mi edad, aprender a usar esto de las redes pero tenía que hacerlo, al principio me ayudó mi hija mayor, pero ahora lo hago yo sola, me ha costado pero yo soy tenaz, cuando quiero algo hasta que lo logro. Eso es lo importante para salir adelante, ser tenaz”, expresó convencida.
Esa tenacidad dice, la hace además disciplinada, porque asegura que mantener un negocio propio no es fácil, y si la persona no se organiza, el emprendimiento no sobrevive.
“Si alguien quiere emprender que lo haga, pero que persista, que no vaya a desfallecer , porque hay días que no venderá nada, semanas quizá, pero hay que seguir en la lucha, innovando, probando, escuchando a los clientes”, recomendó.
Otro aspecto clave agregó Jaqueline es capacitarse y eso se lo debe a la iniciativa Yohago, que le ha facilitado un montón de talleres que le han ayudado a crecer.
“Yohago es una bendición para mí. Desde la primera vez que me conecté con ellos y fui a la primera feria fue una bendición. Nos han capacitado en un montón de cosas súper útiles que una de negociante no sabe. Hoy con la pandemia no nos dejaron solos y por Internet nos dieron ánimo y siguieron capacitándonos, ellos están bien pendientes de uno”, puntualizó la emprendedora.