“ Invito a las jóvenes mujeres que no tengan temor alguno y que nadie le corte las alas, que nadie le corte los sueños…”
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Una mujer emprendedora nacida en Jocoro, departamento de Morazán. Su amor por el campo la motivó a crear una de las más prestigiosas empresas de productos lácteos. Mirna de Macay , fundadora de Los Quesos de Oriente, tuvo una infancia feliz al lado de su padre, una persona muy humilde que no sabía leer ni escribir pero muy bueno para hacer negocios. Cada mañana acompañaba a su padre para ordeñar las vacas, “enrejar los terneros “ como dicen en oriente, ver a los colaboradores trabajar, ver las tierras, se dedicaban hacer cuajada de terrón mantequilla, vendían tazas de leche a $0.15 centavos a sus vecinos quienes siempre llegaban a comprarles y eso la hacía sentir importante y bendecida a la vez ya que era una manera de ayudar a su gente. Cuando terminaban de vender parte de la leche se dirigía a la escuela, la otra parte serviría para procesar parte de los quesos cuando ella regresara de la escuela. Su madre murió cuando ella tenía 13 años y su hermana mayor Vicky fue como una madre para ella, su padre tuvo que ser padre y madre para ella y sus dos hermanos. En el año de 1986, debido a la situación que enfrentaba el país por la guerra, su padre se vió obligado a enviar a sus hijos a Estados Unidos pero Mirna se negó a dejar su país, su querido oriente que la vió crecer felizmente en el campo; le rogó a su padre que la dejara junto a él porque sabía que tenía oportunidades y poder hacer algo por su país sin necesidad de cruzar las fronteras.
Con el paso del tiempo conoció a Carlos Macay quien era hijo de una familia emprendedora ganadera y ambas familias eran muy conocidas. Contrajeron matrimonio en el año de 1986 y tuvieron tres hijos. Para el tiempo de la guerra la familia de Carlos, quien ya era su esposo, perdió todo el ganado a raíz del conflicto armado. Ese mismo año emprenden con una maleta de sueños, tres colaboradores, prensa de maderas y elastinas con rumbo al occidente del país con el propósito de crear una planta procesadora. Regresaron a Jocoro para darle la noticia a sus familiares, fue un proceso duro para ella comunicarle a su padre que se marcharía pero les dio la bendición para sus sueños. Inician su emprendimiento en Barra de Santiago, donde iniciaron la búsqueda de proveedores de leche. Con la voz entrecortada y un par de lágrimas en sus ojos, Mirna recuerda los primeros días en su nuevo hogar, no fueron fáciles ya que no contaba con agua y le tocaba ir a lavar a un río, moler maíz en piedra, hacer tortillas; pero todo esto sirvió para sacar fuerzas y seguir luchando por sus sueños y poder decirle a su esposo que juntos iban a superarse.
-“ No me cabía una picada más de zancudos en el cuerpo, era terrible donde iniciamos”- expresa Mirna mientras explica que en ese momento tenía que hacer comida para los colaboradores mientras que su esposo estaba en la búsqueda de clientes para vender por mayoreo. Los siguientes seis meses fue de solo pérdidas ya que su proveedor de leche los estaba estafando vendiendoles leche de mala calidad la cual estaba mezclada con mucha agua, motivo que los obligó a trasladarse de lugar llegando al “Kilo 5” de Sonsonate, nuevamente a empezar de nuevo sus sueños dentro de una galera con un solo cuarto a sufrir muchísimo – “ si quieres nos regresamos a oriente, allá tenemos donde trabajar ” – le expresaba su esposo al ver las condiciones en las que se encontraban, Mirna se negó y sabía que en ese lugar iban a superarse. Comenzaron a comprar leche de calidad, engordando cerdos para vender, vendiendo sueros, trabajando duro hasta lograr su primera sala de ventas a pesar que su esposo estaba en contra, Mirna, quien tenía 17 años y embarazada de su primera hija, siguió persiguiendo sus sueños buscando un local para alquilar, su espíritu emprendedor y con la ayuda de Dios la llevó al centro de Sonsonate donde encontró un local estratégico frente al mercado y cerca de una parada de bus, inmediatamente juntó todos sus ahorros y con la ayuda de su hermana mayor y su padre tomó fuerzas para tomar la decisión de alquilar a pesar que su esposo estaba en contra de la idea pero al final él le dió la idea a su esposa en nombrarlo “Los Quesos de Oriente” ya que le argumentó que oriente están los verdaderos quesos.
Muchas personas se hacen la pregunta porqué se llaman Los Quesos de Oriente si están ubicados en el occidente del país pero la respuesta está en la historia del emprendimiento de Mirna Macay, una joven nacida en Jocoro, Morazán con grandes sueños y nunca se desanimó al vivir las incomodidades y las frustraciones, quien logró ver una oportunidad al ver como en occidente solo se comercializaban los lácteos en pick up y en la calle, oportunidad que ella aprovechó de aperturar su primera sala de ventas limpia y ordenada como ella siempre soñó, colocando rótulos con cartulina frente al local, con una mesa de madera y atención personalizada; repartiendo hojas volante en el interior del mercado, regalando muestras de su queso y logrando que su primer día de ventas fuera un éxito al lograr vender toda la mercadería.
Con 35 años la empresa Los Quesos de Orientes, ha logrado exportar su mercadería hacia Estados Unidos y Guatemala, cuenta con once salas de ventas generando empleo a cientos de salvadoreños y beneficiando a muchas familias especialmente a madres solteras con el programa REA (Responsabilidad Social Empresarial) que consiste en que las mujeres se inscriben en el proyecto logrando ser embajadoras del lugar donde viven, van de casa en casa solicitando los pedidos y luego el producto se les hace llegar hasta la puerta de su casa para que ellas pueda entregarlo; la mayoría de la rentabilidad de los productos es para ellas para que puedan sostener su hogar y puedan sacar adelante a su familia. En este programa también pueden inscribirse todo tipo de personas que quieran superarse y tener ingresos extras.