Pía Sánchez es una de las comunicadoras más conocidas del país y es también una lección viviente de resiliencia. Luego de trabajar en agencias de noticias, como gerente de Relaciones Públicas de grandes funcionarios y en reconocidas empresas de relaciones públicas, hoy dirige un emprendimiento que ofrece artículos elaborados en telares de San Sebastián. Ella asegura estar agradecida con la vida y enamorada de este nuevo rol de emprendedora.
Se llama Eleonora Sánchez, pero todos la conocen como Pía, su padre la llamaba así en honor a un papa católico y ese es el nombre con el que se identifica.
Menuda, delgada y gran conversadora, asegura que es introvertida y que su vena de emprendedora, la que heredó de su abuela Mamá Tita, la que le ha ayudado a vencer su introversión.
Pía habla sin parar y es fácil entender que nació para ser comunicadora, aunque ella reconoce que también lo de negociante ha estado en su vida desde siempre. A los tres años falleció su padre y su mamá emigró a Estados Unidos dejándola al cuidado de su abuela, de quien aprendió todo sobre ventas y sobre la vida.
En sus memorias guarda los recuerdos de su mamá Tita viajando a México o Guatemala para importar mercadería. Pía asegura que vendía de todo y siendo una niña, le enseñó a quedarse a cargo del negocio cuando aún no cumplía ni diez años, ella se consideraba tímida, pero semejante responsabilidad le ayudó a vencer su introversión.
Creció entre El Salvador y Estados Unidos, aprendió inglés y aunque primero quiso ser arqueóloga, rápido las comunicaciones la atraparon. “Nunca pisé una universidad, pero ese mundo me apasionó y ahí me desarrollé y fue Dios quien me dio las mejores oportunidades”, cuenta.
Sus primeros pasos los hizo en grandes agencias de noticias, también en periódicos y cadenas de televisión donde fue una reconocida periodista y también presentadora de noticias. Gran parte de su trabajo a lo largo de más de 30 años lo desarrolló en medios de comunicación, agencias de Comunicaciones y Relaciones Públicas, trabajó en una institución autónoma e incluso logró laborar en Casa Presidencial.
Y aunque su vena de emprendedora se durmió algunos años cuando tuvo oportunidad comenzó a imitar las viejas prácticas de su abuela e importaba ropa y accesorios de Estados Unidos que llevaban en el baúl de su auto y vendía a la gente de su propio ecosistema, periodistas, comunicadoras y quien quisiera comprarle. Incluso tuvo una tienda.
Pía fue madre joven, a los 21 años de Celeste, hoy de 38. Luego a los 29 se casó con Felipe, un militar, hoy coronel retirado, con quien tuvo dos hijas más, Alejandra de 24 y Fernanda de 25, las tres han sido hasta hoy sus principales pilares en todos los emprendimientos y desafíos que le ha puesto la vida.
El nacimiento de Pía Sánchez Home
Aunque el negocio de la ropa iba bien, Pía quería probar otras cosas y años más tarde se inclinó por la bisutería como requisito para participar en una plataforma para emprendedores que solicitaba productos hechos a mano.
Creó JBeads y por casi una década y ayudada por dos de sus tres hijas y hasta por su esposo Felipe, se dedicó a elaborar bisutería, pero con el tiempo entendió que era un negocio saturado y después de explorar algunas opciones llegó a San Sebastián en San Vicente, donde quedó absolutamente enamorada.
“Me enamoré del proceso, de las fibras, de los colores, del esfuerzo que hace la gente y del patrimonio cultural que tenemos… Eso de unir hilo por hilo en una enorme estructura de madera y usar todo su cuerpo al tejer, como lo hace un artesano, para trasformar esos hilos en algo divino es apasionante, manos mágicas le llamo yo”, explica emocionada.
Fue así como hace poco más de tres años creó su segundo emprendimiento Pía Sánchez Home, que ofrece cobijas, cubrecamas, hamacas, columpios, manteles y otras piezas hechas con telas elaboradas en San Sebastián en telares de palanca, y a las que poco a poco ella le ha ido introducido nuevos accesorios para darles su toque particular, como borlas en algodón y lana, entre otros.
Aunque ha sido comunicadora la mitad de su vida, hace un año en plena pandemia perdió el último empleo que tenía en esa área, y el emprendimiento se ha convertido en un sostén primordial para la familia compuesta por dos de sus tres hijas, ya que Celeste y su familia vive en otro país, su esposo y cinco perros.
Pía Sánchez Home trabaja con seis proveedores de piezas hechas en telares de palanca, uno de los artesanos que trabaja con ellos es un anciano de 95 años a quien admira mucho, y la emprendedora está volcada a impulsar su marca y hacerla crecer.
“La misión de Pía Sánchez Home es que cada salvadoreño tenga en su casa por lo menos una pieza hecha en San Sebastián, no importa donde viva ese salvadoreño”, dice convencida.
Aunque reconoce que extraña ese mundo de las comunicaciones también asegura que disfruta este nuevo rol que llegó en un momento en el que su salud comenzó a verse afectada por varias enfermedades que la obligaron a hacer cambios drásticos en su vida, como alimentarse mejor y reducir el estrés.
El último año no ha sido fácil para ella, pero nada la doblega y sigue adelante, combinando sus días entre su emprendimiento y otra de sus grandes pasiones, los deportes extremos. A sus 60 años hace rapel, escala paredes, senderismo de alto rendimiento en montañas y volcanes y le encanta estar en contacto con la naturaleza.
Pía sueña con abrir una tienda en Estados Unidos donde pueda mostrar la riqueza artesanal que ofrece el país, sobre todo a través de los telares.
También quiere impulsar las ventas en línea y si su salud se lo permite, seguir escalando montañas junto a su esposo. Un pasatiempo que siempre la colma de fuerza y energías.