P- ¿Cómo valora su paso por la presidencia de la asociación de empresarios más grande del país como lo es ANEP?
Cuando yo llegué a la ANEP allá por los años 78-79, estábamos viviendo una terrible crisis que concluyó con el golpe de Estado contra el general (Carlos Humberto) Romero. Quiero contar un poco los antecedentes, porque veníamos de esa crisis de golpe de Estado en la que desaparecieron prácticamente todos los partidos políticos. El gobierno era del PCN, generalmente eran los militares que quedaban en la Presidencia y de allí vino ese golpe de Estado que cambió bastante el escenario político del país.
En ese momento yo estaba incorporándome a ANEP como un director más, por el sector agropecuario. En aquel entonces no había más de 15 gremiales, eran poquitas, y a partir de esa época hemos vivido en ANEP una serie de eventos que han ido como marcando el camino. Prácticamente se decía que con el golpe de Estado, ANEP debía desaparecer, y nos equiparaban con ORDEN. Decían que ORDEN y ANEP debían desaparecer.
ORDEN era una estructura del gobierno para de alguna manera mantener el control territorial, y ANEP pues tenía una fuerza importante, por ser la entidad que representaba al sector de los empresarios y son los que generan empleo, entonces era bien importante como fuerza viva. En aquel entonces tuvimos que crear como una especie de paralela (a la asociación) que se llamaba Alianza Productiva. En esa asociación, que no fue de derecho sino que fue inventada, involucramos a todos los sectores que se nos querían sumar, allí iban profesionales, pequeña empresa, todas las áreas que son parte de la iniciativa privada que no estaban dentro de ANEP, pero se incorporaron a Alianza Productiva. Con esta entidad suplimos de alguna manera y cumplimos una labor desde el punto de vista político. En ese momento la Alianza Productiva se constituyó como una entidad que también participó para hacer cabildeos, viajes, negociaciones y tener una voz publica, porque ANEP estaba bien desprestigiada en ese momento después del golpe de estado. Incluso la misma ANEP tuvo cambio en ese momento.
P- ¿De qué forma la desprestigiaban, además de que la comparaban con ORDEN?
Siempre fue como mal vista en el sentido de que decían que representaba interesas oscuros, intereses particulares, de personas, siempre ha sido acusada. De allí para acá pasamos la guerra, todas las juntas de gobierno, que fueron tres juntas que se cambiaban. Y finalmente a mí me toca asumir la presidencia de la institución en 1986, recién llegado el presidente Napoleón Duarte.
Ya entrando en materia de mi período, el cual yo lo considero como una especie de graduación post grado, una especie de aprendizaje, como una maestría. El primer momento que enfrenté fue cuando el presidente Duarte se ve obligado a devaluar el colón, que sería la segunda devaluación del colón, antes un dólar equivalía a 2 colones y después 2.50. En esa época había tres tipos de mercados: el mercado paralelo que oscilaba con diferente precio, el oficial de 2.50 y el mercado negro que llegaba a 11 colones por dólar. Al pasar la devaluación oficial de 2.50 a 5 colones por dólar provocan la quiebra de las empresas y los sectores que importaban y exportaban. Usted puede revisar los periódicos de la época en donde ANEP publicaba comunicados de prensa de página entera, cada quien viendo cómo podía salir adelante con sus empresas, porque de repente devalúen la moneda en un cien por ciento era terrible; entonces se confrontaron los sectores. Usted veía a los importadores de papel contra las cooperativas algodonera que existían en aquel entonces, contra los textileros, en fin no recuerdo todos los sectores confrontados, pero eran bastantes, entonces ANEP jugó un papel conciliador y les dijimos: el gobierno no les va a resolver a ustedes nada. Les dijimos, vénganse a ANEP. Los convocamos y fueron apareciendo sector por sector.
P-¿Se confrontaban los sectores productivos como efecto del desequilibrio que provocaba la devaluación?
Exactamente, el tipo de cambio provocó grandes conflictos y en ese primer momento o primeros meses en el que presidía ANEP, lo que hice fue convocarlos, reunirlos y ponerlos a platicar entre ellos para que llegaran a soluciones y así bajaron esas confrontaciones.
Posteriormente a ello vinieron todas las reformas fiscales. Había una serie de disposiciones fiscales que se llamaba El Paquetazo 1, El Paquetazo 2, El Paquetazo 3. Cada uno de ellos iba colocando más impuestos sobre las importaciones, más impuestos sobre los bienes, aparte de esto controlaban los precios de la comida, controlaban los precios de todo lo que se podía controlar, tenían todo el sistema controlado, como congelado.
P- ¿Cómo lucharon ustedes contra esos paquetazos de impuestos?
Bueno, dentro de todas esos paquetazos que venían y venían, la presión era muy grande, los empresarios estaban desesperados y nosotros lo que hacíamos eran reuniones, se llamaban simposio del sector productivo, eran una especie de ENADE, pero se realizaban cada cierto tiempo y de allí se sacaban conclusiones y recomendaciones de cómo reactivar la economía que se le entregaban al gobierno; pedíamos cita y se los entregábamos al gobierno para que los tomara en cuenta.
Pero la respuesta del gobierno en ese momento en que estaba el presidente Duarte nunca prestó atención a las gremiales, era muy poco lo que nosotros podíamos influir, eran otras fuerzas y otros intereses los que tenía el gobierno,porque lo que nos decían era que lo primero que tenemos que hacer es pacificar el país, salir de la guerra.
P- Y ese contexto de guerra ya era de por si adverso a ustedes como sector productivo.
Así es, adicionalmente a los problemas de las reformas fiscales que le he comentado estaba la violencia, la guerra, que nos ponía a nosotros en una posición mucho más difícil. Entonces nos decía el presidente: ‘primero tenemos que pacificar el país, después vamos a pluralizar, vamos a democratizar el país para que todos los actores puedan participar en la vida política’. Y ya no recuerdo que más cosas nos decían, pero eran tres o cuatro cosas que nos decían y por último, decían: ‘vamos a venir a platicar con ustedes para la recuperación económica’. Por más que les comentábamos que teníamos que hacer eso paralelamente, algo así como hoy con la pandemia, pero que también la recuperación, ambas cosas son importantes. Pues en aquel entonces nos decían que primero era la guerra, porque estaba muriendo la gente y la recuperación tal vez más allá del quinto año de gobierno.
P- Y no consideraba el gobierno de qué iba a comer la población, qué pasaba con los empleos y otras fuentes de ingresos, que se les debía cuidar.
Claro. Como el apoyo venía de Estados Unidos, entonces primero las armas, después la comida y ayuda económica, todo eso venía de Estados Unidos que nos estaba apoyando y el gobierno se confiaba mucho. En ese ínterin de cosas se producen las tres reformas estructurales: primero viene la reforma agraria que elimina la propiedad de las tierras, se toman con tanquetas y todo las propiedades grandes; los bancos que también se los toman, llegaban a los diferentes bancos y se los tomaban; y todo lo que se refiere a la exportación, todo lo que se podía exportar que estaba institucionalizado lo nacionalizaron, entonces todo se lo roban. Dicen en ese momento que las tierras las van a repartir a los campesinos y son los que viven allí. Pusieron limitaciones.
Imagínese en ese ambiente cuál era el escenario, era un caos en medio de la guerra. Porque las reformas se dijo que eran para tratar de disminuir la guerra, que le iba a quitar banderas a la izquierda y eso es lo que trataron de hacer pero por supuesto no fue así.
P-¿Cómo logran salir a flote en medio de toda esa situación?
A uno de los primeros presidentes de ANEP después del golpe de Estado, Eduardo Palomo, le pusieron bombas en su casa. Y era porque en alguna medida nosotros teníamos exposición pública.
Después sucedió que en medio de aquellos impuestos que nos estaban poniendo tratábamos de hablar con el sector militar y con la Embajada Americana y conseguimos una audiencia con el Embajador de aquel entonces, Edward Corr, para que nos escuchara de todo lo que nos estaba haciendo el gobierno. Fuimos a visitarlo el 10 de octubre de 1986, y ese día fue el terremoto, llegamos a la ANEP, no pudimos llegar todos los que íbamos a ir a la cita. Solo llegamos el director ejecutivo y yo, decidimos ir a la Embajada para ver si el Embajador estaba allí y decirle: ‘mire, ha habido un terremoto, pero aquí estamos’. Pero al llegar nos dijeron: ‘váyanse, porque aquí ya se fueron todos, ya evacuamos, la estructura está cayéndose y el Embajador se fue para su casa’. ¿Qué hacemos?, dijimos, pues vamos a buscar al embajador a su casa y nos excusamos con él allí. Y en efecto, llegamos a la casa del Embajador, que quedaban en la Colonia San Benito, y en ese momento nos acompañó el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Ricardo Simán, que andaba con nosotros en estas lides, y llegó allí a la casa del Embajador. Coyunturalmente, cuando llega Ricardo Simán y estábamos los tres frente a la Embajada, nos dice el guardia que el Embajador acaba de salir a una reunión de emergencia al Estado Mayor de la Fuerza Armada, a donde el coronel que ya no recuerdo el nombre, y nos quedamos viendo y nos dijimos: ‘vamos donde el coronel’.
P- Ustedes eran bien decididos.
Nos fuimos al Estado Mayor y al llegar a nosotros no nos preguntaron nada, sin necesidad entraban los carros, porque habían convocado a funcionarios de gobierno, cuerpo diplomático y a nosotros nos dejaron entrar, y entramos a la reunión. Al entrar nos preguntaron quiénes son y les dijimos: somos representantes de la empresa privada y venimos a ver en qué podemos colaborar. Y nos anuncian por micrófono. Y El Embajador Corr estaba en la mesa principal donde estaba el presidente Duarte y el Embajador le dice al oído al presidente: ‘mire, allí viene la empresa privada, usted va a necesitar ayuda económica para manejar este terrible terremoto, acépteles la ayuda’. Y públicamente dijo enfrente de todo el gobierno el presidente: “Aquí están los señores de la empresa privad a ellos les voy a pedir que traigan toda la ayuda, que conformen una comisión”. Nosotros nos quedamos helados, volteándonos a ver.
Terminada la reunión nos fuimos y conformamos el COEDA, la comisión de ayuda alimenticia del terremoto, la lideró don Bobby Murray, quien no estaba en ANEP sino en Fusades, pero de alguna manera él se integró y manejó toda la ayuda del terremoto desde el año 86.
Todas las gremiales, todos los empresarios, colaboraron trayendo ayuda, haciendo reportes, trasladando todo lo que venía del aeropuerto, las comunicaciones, la Cámara de Comercio que manejó la ayuda en la Feria Internacional y el ejército y sus camiones estaban a disposición de nosotros para hacer el traslado de la ayuda que venía en grandes aviones.
En determinado momento hubo que entregar todas las cuentas y las cosas que habíamos hecho para el gobierno, hubo un zipi zape, hubo críticas, pero allí ANEP mejoró su imagen por el buen trabajo realizado.
P- Con esa colaboración que tuvieron ustedes en esa emergencia, ¿hubo un punto de quiebre en esa tensión que traían con el gobierno?
Allí hubo una inflexión en donde la ANEP salió brillante, salió con una posición excelente. Es la única vez que en mi vida ha venido un Embajador a mi oficina, fue en esa época, fue el Embajador Corr a felicitarnos por esa gestión.
P- ¿Cómo fueron las relaciones con el gobierno de allí para acá?
Después de esa posición que nosotros tomamos, el gobierno no cambió, el siguió atacándonos, continuó con los impuestos y la presión era fuerte.
P- ¿Qué hicieron ustedes entonces, qué acciones tomaron?
El comité ejecutivo estaba integrado por siete personas y fuimos una oposición constructiva, luego nos mantuvimos vigilantes. Pero debido a la posición del gobierno, para el 22 de enero de 1987 realizamos un paro nacional del sector productivo, donde entre el 95 al 97 por ciento de las empresas paró y se generó un cambio en las relaciones con el gobierno. Esa acción fue un golpe fuerte y entramos en una nueva etapa. Al final de mi periodo como presidente de ANEP resultó algo que nadie esperaba y es que se intentó dialoga con la guerrilla. En ese tiempo la hija del presidente Duarte fue secuestrada, eran tiempos en que fallaba todo, los servicios como agua y electricidad, mataban alcaldes, ocurrían secuestros. En el que ANEP también jugó un papel relevante en el combate a los secuestros.
P- A usted le tocó liderar ANEP en tiempos bien turbulentos, tanto políticamente como en un en entorno de guerra, de violencia. Al cabo de su periodo, cómo resumiría su gestión, qué logros o legado considera haber dejado.
Encontré una entidad bastante desprestigiada y cuando salimos como consejo directivo ANEP era reconocida como una entidad valiosa.
P- En su período, ¿ANEP jugó un rol político?, ¿es ANEP una entidad esencialmente política?
Nosotros no somos una entidad política, pero debíamos dialogar con los actores políticos por el bien del país.
P- Al inicio de la entrevista, usted dijo que su paso por la presidencia de ANEP fue como graduarse de un post grado, como una especie de maestría. ¿Puede definir qué tipo de maestría obtuvo al final?
La maestría de la vida.