Kenny Hernández y su madre Estela han creado un emprendimiento en el que combinan el talento para hacer figuras de animales con dulces y malvaviscos de la hija, con la elaboración de arreglos de flores y globos de la mamá. La lucha de ambas mujeres por salir adelante las ha puesto a prueba varias veces, pero no se rinden.
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Aunque Kenny Méndez de 40 años, estudió Mercadeo y Relaciones Públicas y soñaba con desempeñarse en esa carrera la vida le trazó otra ruta, la de las gelatinas, los pasteles y los chocolates.
Así que, confiada en Dios, todos los días la joven viste su delantal, se llena de harinas y azúcar y da rienda suelta a un talento que emergió ante la necesidad de llevar ingresos a su casa.
Kenny asegura que heredó de su madre Estela el espíritu emprendedor y es que ambas han estado los últimos años probando varios negocios que les permitieran generar ingresos.
Estela Méndez de 63 años, ha criado a Kenny y a Víctor de 30 años, sola, y ha sabido sortear todas las dificultades. Durante años trabajó como química farmacéutica de un hospital y logró darles una carrera profesional a ambos.
En busca de mejores ingresos, probó también elaborando pan dulce y pan francés y por unos meses le fue bien, pero la delincuencia le obligó a cerrar, finalmente emigró a España e hizo de todo para lograr enviarles dinero.
Allá en la Madre Patria, conoció un chef que le ayudó a especializarse en cocina internacional, recetas y secretos que compartió y enseñó a Kenny cuando ella la visitó en España, aunque ella no los puso en práctica hasta más tarde, cuando incursionaron en otros negocios.
Luego de seis años viviendo en España la madre de Kenny regresó a El Salvador en 2011 e invitó a su hija a crear el segundo de varios emprendimientos, la comida a domicilio. Víctor, el hermano les ayudaba con el domicilio y llevando desayunos a la empresa donde él labora.
Aunque al principio la sazón de doña Estela conquistó paladares de varias oficinas y empresas, pronto le quedaban debiendo la comida y el emprendimiento comenzó a tambalear.
Aunque fue un golpe duro, madre e hija de inmediato se sentaron a pensar qué otro camino podían tomar para generar dinero y como ya la cocina las había atrapado, por ahí comenzaron.
Dulce Fascinación, la nueva apuesta
“A los tres meses emprendimos con los postres, recetas que ella trajo, más las que ya me había dado de profiteroles, brownies, cheesecake , todo tipo de pies dulces y quiches, strudel, trenza rusa, tiramisú, jamoncillo de queso, en ese mismo tiempo una amiga mexicana me regaló unos cursos de masmellows y de ahí empezó todo”, contó Kenny al referirse al nacimiento de Dulce Fascinación, el negocio por el que ahora apuestan.
Las ferias de emprendedores y las redes sociales fueron la vitrina para madre e hija y poco a poco fueron ganando más adeptos. Más tarde, el negocio de los dulces y chocolates creció y Estela incorporó los arreglos florales y los globos.
Kenny asegura que el grueso del trabajo lo ejecuta ella, porque ahora la artritis golpea las articulaciones de su madre. En Dulce Fascinación Kenny se ha convertido en una experta haciendo toda clase de figuras con malvaviscos, dulces y chocolates y aunque se resistía también ha incorporado pasteles, estos últimos comenzó a elaborarlos en los días de confinamiento producto del COVID-19.
“Nunca había hecho pasteles, pero tenía las bases y conocimientos, no me gustaban y no los quería en mi menú porque sentía que eran complicados, y fue por la necesidad que me aventuré, y una clienta me lo pidió antes de la fecha del Día del Padre. Tenía miedo, pero mi mamá me motivó a que lo hiciera y me aventuré a la buena de Dios, cuando estábamos aún encerrados, desde ese día hasta la fecha hago pasteles por encargo”, contó Kenny orgullosa.
Hasta antes de la pandemia, madre e hija lograron vender y bastante bien, sus productos en ferias y eventos, pero al llegar el COVID -19, de nuevo la vida les puso otra prueba.
“Habíamos hecho un préstamo y no vendíamos nada, hubo una época que la pasamos bastante mal, pero nos hemos ido levantando, poquito a poco”, cuenta.
“Nosotros queremos comenzar a aprovechar las ferias, siempre y cuando mejore la situación. Soñamos con tener un local en que yo ofrezca los dulces y ellas sus rosas y sus arreglos…”, expresó la joven.
Cada día tratan de innovar y están ofreciendo cajitas sorpresa, con minipasteles, chocolates y adornos, todo lo hacen a gusto de cliente.
Kenny asegura que, aunque su meta era desempeñarse en su carrera profesional, está convencida que Dios la llevó por el camino de los emprendimientos para apoyar a su madre y que juntas, van a lograr grandes cosas.