En las frescas calles del municipio de La Palma, en el departamento de Chalatenango, vive la familia Rivas, una familia muy unida, reconocida en la zona por mantener viva la fabricación de textiles artesanales con diseños bordados típicos del lugar.
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Entre mucha vegetación y calor familiar, se encuentra el Taller de Costura de Ropa Artesanal Ixchel, confeccionada por una familia de artesanos que trabajan día a día para poder producir ropa típica de Chalatenango. Cada una de los miembros de la familia realizan tareas importantes, sus manos tejen, cortan, miden y bordan incansablemente cada pieza terminada en manta, las cuales serán llevadas hacia centros de ventas o al exterior del país.
A sus 31 años, Yanira Lisset Rivas Chacón es la cabeza del taller, aprendió el negocio gracias a su madre, quien fue la que inició el emprendimiento y es heredera del legado del reconocido Fernando Llort, oficio que ha pasado de generación en generación. La pandemia de covid-19 afectó a los artesanos textileros, pero no los ha frenado y siguen con la incansable tarea de seguir produciendo e innovando en los diseños.
“En nuestro taller trabajan 5 personas más, una se encarga de la confección, porque solo yo no alcanzo a sacar todo el producto, tengo cuatro bordadoras que hacen todos los bordados a manos. En mis productos tratamos de incluir diferentes tonalidades” explica Yanira sobre la importancia y la calidad del trabajo que es cien por ciento artesanal.
Toda la región de la Palma se caracteriza por conservar la tradición de los peculiares diseños que los caracteriza y son plasmados en tejidos de manos artesanas, los cuales son enviados al extranjero. Los artesanos sigue tratando de superar los estragos de la pandemia de covid-19 para subsistir.
Poco a poco se está reactivando la economía para ellos con la normalización de la vida cotidiana tras la pandemia. En la actualidad no solo se enfrentan a preservar la textilería tradicional, sino que el enfoque es seguir creciendo y seguir enorgulleciéndose de que sus productos puedan ser usados por los salvadoreños y por personas en el extranjero.
En la actualidad, la casa de Yanira se ha convertido en uno de los principales espacios de confección y venta de artesanías textiles en el municipio. Esto hace que los habitantes del municipio obtengan empleos cerca de donde viven. “Por el momento tengo 4 bordadoras, son mujeres amas de casa que me ayudan. Ellas se llevan las prendas para bordarlas en sus casas y ya terminadas me las traen”. Expresa Yanira mientras sigue explicando que su rutina de trabajo no es nada fácil.
Cada cierto tiempo tiene que viajar a San Salvador para comprar grandes cantidades de tela para la producción que será vendida en los mercados locales o será enviada a diferentes países dependiendo la solicitud de compra. Realiza diferentes diseños de camisas, vestidos, faldas, short, trajes completos, etc, en fin una variedad de productos para todo tipo de gustos, fabricados de una manta especial que a veces no es fácil de conseguir, por lo que los hace únicos y especiales, con suerte algunos proveedores llegan hasta su casa. Actualmente, así como la familia de Yanira hay mucha gente en el municipio que sigue viviendo de la artesanía.