Rafael Flores es el creador de un pequeño supermercado a domicilio que lleva hasta la puerta de su casa desde frutas y hortalizas, hasta café y miel. El salvadoreño de 52 años creó el emprendimiento al perder su empleo como gerente de una empresa en Honduras y aunque los ingresos familiares bajaron, hoy disfruta su rol como emprendedor y asegura que todos los días le deja grandes lecciones de vida.
Facebook: DondeRafa
Instagram : Donderafa_sv
Twitter: @DondeRafa_sv
Hace un año Rafael, un exitoso ingeniero industrial, pasó de manejar la gerencia de una importante empresa de estructuras metálicas en Honduras a negociar plátanos, huevos y miel en la mitad de la sala de su casa al crear su emprendimiento al que bautizó como “Donde Rafa”.
Rafael recuerda que del negocio desconocía todo, pero además de las ganas de salir adelante tenía dos ingredientes clave para que el emprendimiento despuntara, su experiencia profesional: es ingeniero industrial y posee una maestría en administración de empresas, y la vena de emprendedor, que heredó de su madre, que durante años tuvo negocios de comida.
“Donde Rafa” comenzó ofreciendo plátanos, verduras, frutas y lácteos y poco a poco fue ampliando su oferta a huevos, pollo, carne, miel y hasta sorbete de carretón.
La sala de la casa familiar acogió poco a poco javas plásticas y cajas de madera de todo el producto, que él intenta mantener lo más ordenado posible, aunque reconoce que su esposa ha sido paciente y tolerante con la fresca invasión de productos.
El salvadoreño, casado hace 24 años y padre de dos hijos de 24 y 18 respectivamente, confiesa que, aunque sintió cierto temor al comenzar, de su madre aprendió que cualquier trabajo, siempre que sea lícito, dignifica.
Por eso no teme sacar unas javas con verduras una mañana de domingo en la esquina de su pasaje para venderlas. Ya todos lo conocen y saben de la calidad de lo que ofrece.
El emprendedor está volcado 24/7 a su negocio y tiene su día organizado en función de este. Él va al mercado Central o la Tiendona de madrugada a comprar producto, toma los pedidos, empaca y distribuye en el carro familiar, en un radio de cobertura en San Salvador, que poco a poco ha ido ampliando.
En un buen día llega a hacer entre 8 y 10 repartos, pero a veces esto baja y eso dice, es normal. “El mundo del emprendedor es de días buenos y no tan buenos”, aclara.
Para Rafael es importante no rendirse en los días menos prósperos. “Yo de estarme quejando no voy a resolver nada, soy una persona creyente, creo en las bendiciones que Dios nos da, pero también creo que debemos trabajar para alcanzar esas bendiciones, no voy a estar sentado esperando que lleguen…Yo creería que hay que aprender a vivir un día a la vez”, acota.
“Me concentro en esto que estoy construyendo”
Donde Rafa ya está posicionado en redes sociales y Rafael agradece que muchas veces a través de estas ha logrado tanto nuevos clientes como proveedores.
El emprendedor expresa que, aunque sigue aprendiendo, en el camino se ha sorprendido de la solidaridad y confianza que existe entre los comerciantes del mercado, muchos de los cuales le han dado a crédito en algunos productos.
“Yo comencé comprando en el Mercado Central y luego me moví a la Tiendona y me sorprendió como se mueve todo ahí. Ahora ya la gente me conoce y es tanto que un día no me alcanzaba para pagar y el comerciante de papas me dijo que le pagara a la próxima, el del plátano, igual…Es increíble cómo confían en mí y eso ayuda mucho… “, explica.
Para él pasar de una gran empresa en la que él comercializaba enormes estructuras metálicas y torres de telefonía y donde vivía no una vida de lujos, pero sí cómoda en lo financiero, no ha sido fácil.
“Antes las cosas eran mas fáciles, tenía la seguridad de un sueldo que garantizaba cubrir todos los gastos. No vivíamos en abundancia, ni con lujos, pero tenía la seguridad de cubrir los gastos familiares y en ocasiones algún pequeño lujo. Ahora, es más complicado”
Sin embargo, está convencido que esto es lo que quiere hacer y asegura que su negocio tiene un potencial enorme. El ánimo que le pone a cada tarea que realiza se nota al conversar con él y en las ganas que tiene de que el emprendimiento crezca.
“Si bien el negocio no da por ahora para sostener a la familia, estoy construyendo algo, estoy tratando de mantener la vista en eso que estoy construyendo…”, menciona.
Por ahora Rafael distribuye la mayoría del producto a domicilio, aunque vende a vecinos y tiene intenciones de moverse a un local externo a la casa, pero está analizando la conveniencia de hacerlo.
“Yo sueño que esto se convierta en un supermercado a domicilio, yo he tomado como eslogan: ” Donde Rafa, número uno en conveniencia” y eso quiero, que para el consumidor sea cómodo y seguro comprar “Donde Rafa”, porque el cliente me está comprando una papaya o un brócoli que no ha visto y yo debo entregarle un producto que cumpla sus expectativas, ese es mi compromiso, me gusta darle la seguridad al cliente que el producto que va a recibir cumple sus expectativas. Yo creo que hay un potencial acá en este emprendimiento y lo veo creciendo”, dice convencido.
Rafael recomienda que, para mantener un emprendimiento a flote, lo primero que se debe hacer es un plan de negocios. “No es algo escrito en piedra, pero nos da el norte sobre qué vamos a seguir, luego se puede ir ajustando”, detalla.
Además, para él hay que ser disciplinado, perseverante y estar consciente que habrán días buenos y otros no tan buenos y estos últimos hay que dedicarlos a analizar qué hacer para mejorar el negocio para hacerlo crecer, concluyó.