Una mezcla de jamones y embutidos de todos los colores, quesos curados, aceitunas, semillas, frutos secos y hasta chocolates o gomitas forman parte de las peculiares mezclas de ingredientes casi todos gourmet que Carolina Cuenca Chacón, una mercadóloga, ofrece con su emprendimiento.
REDES SOCIALES: https://instagram.com/charcuterieboardsv?igshid=1swoy7y6f3zli
“No hay un aperitivo más impresionante que una tabla de charcutería” se lee en las redes sociales de Charcuteríaboardsv el nombre con que la creativa joven ha bautizado su emprendimiento.
Charcutería es un término francés para definir una rama de la cocina dedicada a los productos cárnicos procesados como el tocino, jamón, salchichas y quesos, pero la cantidad de ingredientes de sus tablas no tiene límites.
Y no se trata solo de la mezcla de productos, el montaje es todo un arte que combina la amalgama de colores, aromas y sabores y es lo que la hace a la técnica todavía más atractiva.
“Es como un fiambre en el que puede “boquear o picar” diferentes cosas, jamones, quesos, frutos secos, un poco de cosas saladas o dulces, para que el paladar tenga diferentes sabores, es la combinación de todo lo que genera lo que la hace una experiencia única”, comenta Carolina.
Curiosamente la joven comenzó con la idea de ofrecer las tablas de charcutería en plena pandemia, porque junto a su familia querían compartir algo de comer que fuese diferente y delicioso.
Amante de los vinos y de los quesos, Carolina empezó los experimentos en casa y poco a poco fue probando con amigos que de inmediato se cautivaron con las deliciosas mezclas y fue tal la demanda que creó su emprendimiento y en consecuencia, sus páginas en redes sociales.
Y aunque abrirse camino y dar a conocer el concepto ha sido el proceso más difícil para ella, está satisfecha que poco a poco y a pura recomendación ya cuenta con más de cien clientes a quienes les ha vendido sus tablas de jamones y más.
Hoy, se ha diversificado y ofrece las charcuterías en cajas de cartón y otros empaques y conocedora de la técnica que ha ido estudiando, ahora con las mezclas elabora peculiares formas que se adaptan a cada temporada. Por ejemplo en diciembre hizo figuras alusivas a la Navidad con jamón, quesos, uvas, semillas y otros productos, que causaron sensación.
Reconoce que no toda la gente sabe lo que es una charcutería, pero en su página explica en detalle de lo que se trata y el hecho de que además de ser delicioso, el montaje de cada venta es todo un arte.
“Es un aperitivo para compartir algo con amigos o familia, el objetivo es que tenga una experiencia cuando toma un vinito o tiene una celebración y comparta todos estos ingredientes gourmet, la experiencia para el paladar siempre será única”, cuenta.
Carolina estudió marketing y está en modo teletrabajo, así que eso le permite moverse entre su empleo y su emprendimiento y va en serio, porque ya lo registró como pequeña empresa.
Por ahora ella se encarga de la compra de los productos y ya en la cocina de la casa, del montaje de cada pedido y es un amigo quien la apoya con el domicilio, única forma en que comercializa sus mezclas.
Cada charcutería es personalizada asegura y las hace desde para dos personas hasta para grupos grandes, ya que son ideales para servirse en eventos. Los precios van desde los $12.95 hasta los $75 y varían según el tamaño, pero también según la cantidad y tipo de ingredientes que el cliente pida.
La joven afirma que los productos son de alta calidad, la mayoría gourmet y para gustos refinados. “No es algo que se come convencionalmente, es para quienes quieren experimentar con olores y sabores, ya que cada mezcla producen experiencias diferentes”, cuenta la joven.
La emprendedora sueña con ampliar su carta de charcuterías y hacer de esto que empezó como un experimento algo grande que introduzca a los salvadoreños en nuevas experiencias culinarias.
“Nuestra carta de presentación es el boca a boca, nuestros amigos o familiares nos van recomendando y van saliendo nuevos pedidos, incluso hemos puesto una promoción que si nos siguen en redes y nos recomiendan obtienen un ingrediente extra y eso nos ha ayudado a atraer clientes”, contó orgullosa.
Carolina ya se prepara para San Valentín y ya piensa en el Día de la Madre. Ella anhela poder montar a mediano plazo un local donde pueda crear experiencias de sabores y aromas, pero primero quieren posicionar el concepto y ganar mercado.
“No es un producto de consumo masivo, pero sí es innovador y abre la posibilidad de nuevas experiencias, cuando llegamos a cien clientes fue una gran satisfacción y que nos sigan recomendando nos llena de orgullo”, concluyó.