Dulces con tequila o picantes, salsas y otros productos también con chile, pozole, rompope y más, son algunos de los productos que ofrece Los Picantitos. Su base es siempre lo picante pero también lo es la persistencia de los esposos Hernández.
Roberto es ingeniero industrial y Ligia egresada de diseño gráfico, ambos son padres de Roberto de trece años y tienen además dos hijos de cuatro patas, Kaiser y Lucas.
También son socios y propietarios de un negocio que ofrece productos mexicanos y que comenzó producto de la necesidad de Ligia por sentirse útil y que hoy, se ha convertido en punto importante para las finanzas de la familia.
La idea surgió hace cuatro años, Roberto viajaba a menudo a México debido a su trabajo y Ligia se quedaba en casa al cuidado de su hijo, pero reconoce que sentía depresión y necesidad de sentirse útil, entonces le pidió a su esposo que le trajera dulces mexicanos con tradicional sabor picante para venderlos, ese fue el génesis del primero de los dos emprendimientos que la pareja fundó, De Todo México en El Salvador.
Comenzaron vendiendo en grupos de emprendedores en redes sociales y al por mayor. Más tarde crearon su propia página web y de los dulces pasaron a traer productos por encargo que iban desde una lata de pozole, chocolates, salsas y hasta un champús mexicanos.
La tienda que funcionó en línea por dos años se convirtió entonces en una especie de supermercado azteca y llegó a tener unos 300 productos mexicanos, curiosamente la mayoría de clientes, eran y siguen siendo, salvadoreños amantes de este picante sazón.
Ligia asegura que encontró en el negocio una forma de salir adelante y pronto se sintió realizada. Más tarde la joven emprendedora conoció la iniciativa YoHago que apoya a cientos de emprendedores y a doña Rocío de Simán, y pudo participar en cuanto mercadito y feria la invitaran.
Luego, se animó a montar un kiosco en un popular centro comercial de Santa Elena y lograron ventas que rondaban entre los $100 y los $200 por día.
Hace dos años Roberto perdió su empleo y debió comenzar a trabajar de manera independiente y no siempre iba bien, eso le dio la oportunidad de incorporarse al negocio de su esposa y “aprender nuevas lecciones de vida”, dice.
“Yo no estaba acostumbrado a tratar con el público yo vendía proyectos no dulces. No me dio pena, pero sí me sentí raro, pero fue y sigue siendo un aprendizaje y ahora me gusta”, cuenta Roberto orgulloso.
La pareja tiene muy claros sus roles dentro del negocio. Roberto es el de los números, los inventarios y por supuesto las ventas en físico, en ferias y en el kiosco; y Ligia se encarga de las ventas en línea, entre otras funciones.
El nacimiento de Picantitos
En diciembre de 2019, ante la demanda de la gente por productos al detalle lanzaron un segundo negocio, “Los Picantitos, dulces, picantes y más”, con la idea de diversificarse y crecer. Sin embargo, tres meses después la pandemia frenó, aunque no detuvo, el ímpetu con que venían trabajando.
No solo debieron cerrar el kiosco, sino que además el cierre de fronteras les impidió traer productos de México. Entonces optaron por elaborar ellos mismos algunos como el Chamoy, una popular salsa picante y gomitas con picor, entre otros.
Hoy siguen innovando y están ofreciendo abundantes productos salvadoreños en algunos también está el chile como ingrediente clave.
Reactivarse no ha sido fácil para la pareja, sobre todo porque para Roberto los proyectos como ingeniero también han disminuido y lo que obtienen del negocio es fundamental para ellos, pero no están dispuestos a rendirse y por el contrario, tienen optimismo y esperanza que poco a poco podrán levantarse.
“Cuando abrimos lo más que vendíamos eran $7 diarios. Ya no tenemos empleada, nosotros atendemos todo, pero poco a poco vamos reactivándonos y pensando en cómo salir adelante, a partir de agosto hemos mejorado mucho”, cuenta Ligia.
Ella contrató una empresa de publicidad, han reforzado la venta en línea y aunque levantarse no es fácil, tienen grandes planes. Hablan por ejemplo de abrir cinco kioscos más a mediano plazo, en otros puntos del país y por supuesto, seguir ampliando la oferta.
La tienda De Todo México en El Salvador se mantiene pero no saben si terminarán por quedarse solo con los Picantitos, para apostarle todo su esfuerzo a la venta al detalle.
“La pandemia nos ha dejado algo positivo, y es que siempre hay que tratar de salir adelante sin dañar a la gente y ser un poco más proactivo y agarrarse de la mano de Dios y cuidarse…” , dice Roberto quien asegura que siguiendo las precauciones los pequeños negocios pueden reactivarse poco a poco.
Ambos coinciden que son tiempos difíciles pero aseguran que la constancia es clave para mantenerse en un emprendimiento.
“Emprender es difícil, se tiene que buscar un producto que sea atractivo, tener amor y pasión a eso y trabajar las redes sociales porque hoy en día son fundamentales. Hay días buenos y malos pero hay que seguir adelante”, aconseja Ligia.
“Uno como emprendedor debe ser paciente y sobre todo constante, no siempre se vende. Si un día no vendió no pasa nada, solo hay que seguir luchando porque esto es de altas y bajas y hay que trabajar duro, y ser persistentes”, agregó Roberto.
Si quiere saber más de ellos puede encontrarlos en redes sociales como Los Picantitos.