Hace diez años un suceso doloroso expulsó a este joven y a su familia de su tierra natal, pero Carlos salió adelante y años más tarde creó un pequeño emprendimiento de ropa con diseños típicos. Con su marca Los Torogoces ya vende en el extranjero y sueña en grande.
Los Torogoces es una marca de ropa de manta: vestidos, batas, blusas, faldas y más con bordados típicos similares a los del artista Fernando Llort de La Palma, Chalatenango.
El emprendimiento comenzó con 300 dólares, una máquina de coser y 40 yardas de tela y hoy, el mayor orgullo del joven es contar que ya posee un inventario amplio de telas, tres costureras y ocho bordadoras, además de dos dibujantes.
Llegar a construir este pequeño negocio no fue fácil. Carlos tenía 20 años cuando una tragedia le arrancó todo lo que conocía, sus amigos, el negocio de la familia: un puesto en un mercado capitalino y su hogar.
Las pandillas asesinaron a uno de sus hermanos ante la negativa de pagar la extorsión y todo el grupo familiar decidió huir donde un familiar a 89 kilómetros de la capital, en La Palma, Chalatenango.
Cada uno de sus hermanos y sus padres se las ingeniaron para salir adelante. Unos pusieron una pizzería, otros un puesto de verduras y él se empleó en el negocio de artesanías de su tía y de inmediato las figuras multicolores que caracterizan a ese municipio Chalateco lo conquistaron.
Cinco años más tarde y luego de ganar un concurso de la organización Plan Internacional en la categoría de Innovación, Carlos obtuvo un pequeño capital semilla para iniciar su emprendimiento.
Carlos no es diseñador ni sabía de costura, pero criado en una familia de comerciantes, no dudó en aprender rápido. Comenzó a diseñar faldas, vestidos, blusas y todo tipo de piezas en las que innovó al darles un toque más moderno, asegura. También cambió las tradicionales figuras que caracterizan a La Palma e incorporó mariposas y todo tipo de flores.
El joven, que brinda empleo a 12 personas, ya tiene colocados sus productos en dos prestigiosas tiendas de San Salvador y también ha logrado exportarlos.
“La señora Elena de Alfaro lleva mis piezas a Chile y yo voy a Plaza Futura o a ferias como esta de Yohago que me ayudan para ir dándome a conocer”, contó.
Carlos también ha viajado a ferias de emprendedores en Cuba, Panamá y Costa Rica y en 2019 visitó la ciudad de Padua en Italia invitado por el Consejo Nacional de la Micro y Pequeña Empresa, Conamype, para tomar unos talleres de diseño que ya está implementando en sus piezas.
El joven dice que al principio le costó abrirse camino incluso en la misma ciudad de la Palma, donde tiene dos tiendas, porque la gente local lo rechazaba por no ser de la zona, pero él con su talento les demostró que solo quería salir adelante.
“Han sido años de duro trabajo, pero no hay que dejarse quebrantar en el camino. Lo importante para mí es seguir innovando y creérsela que uno puede”, expresó entusiasmado.
Carlos aseguró que la pandemia le bajó las ventas y frenó uno de sus proyectos para este año, abrir su propia tienda en un centro comercial de San Salvador pero está optimista que en 2021 logrará cumplir su objetivo.
El exitoso emprendedor aseguró que este negocio le ha permitido crecer cada día, para él es una satisfacción enorme ver a a sus clientes luciendo uno de sus diseños.
“Yo no me imaginé que al salir del mercado y emigrar así de repente iba a ser para bien, porque fue doloroso para todos, pero ahora veo atrás y me doy cuenta que solo se abrían otras puertas y créame lo económico llena, pero cuando veo a alguien que luce una prenda que yo he diseñado, eso me llena de alegría”, expresó emocionado.