Abrió sus puertas hace cinco años con cero ingresos y un cliente. Hoy posee un poco más de 500 millones de dólares en activos, utilidades que superan el medio millón de dólares y más de 45,000 clientes; pero para sus fundadores, su mayor fortaleza son los 450 colaboradores que sostienen los principios de Banco Azul.
La idea de crear Banco Azul se remonta a 2012 cuando un grupo de empresarios pensaron primero en fundar una Sociedad de Ahorro y Créditos y luego se decidieron por un banco que fuera 100% salvadoreño
Llegar a hacer realidad la creación del Banco no fue fácil, el 23 de septiembre de 2013 recibieron de la Superintendencia del Sistema Financiero la aprobación para su constitución y les tomó casi dos años, luego de dicha aprobación, para abrir sus puertas el 20 de julio de 2015.
A partir de ahí inició una carrera contra el tiempo, desde el día uno se pensó en grande y decidieron abrir diez sucursales simultáneamente, contó el licenciado Armando Rodríguez, director ejecutivo de Banco Azul.
La siguiente tarea era definir el nombre, sin duda hubo mucha discusión alrededor de este tema, una de las propuestas internas fue llamarlo Banco Popular Salvadoreño. “Queríamos que la gente lo identificara como un banco de los salvadoreños, pero sin asociarlo a otras interpretaciones, fue entonces que contratamos una empresa extranjera que nos sugirió llamarlo Banco Azul de El Salvador”.
Aunque al principio no se sintieron convencidos, don Armando reconoce que fue un acierto porque identifica nuestra bandera, nuestro patriotismo y es el color preferido de los salvadoreños. Hoy después de 5 años, su nombre es muy reconocido entre los salvadoreños.
También salieron a la caza del talento humano y lograron conectar el proyecto con los mejores profesionales quienes rápidamente se identificaron con la filosofía de este nuevo Banco, conformando un equipo ejecutivo de lujo, además contrataron jóvenes menores de 35 años, lo que hasta hoy sigue siendo una característica de la institución.
“La mayoría de los colaboradores que contratamos eran milenial, llegamos a crear un ambiente de identificación con ellos. Les llamaba la atención el reto de crear una nueva institución más moderna, y se comprometieron al máximo, eran bichos súper comprometidos. Yo puedo dar fé que esa generación sabiéndola abordar y poniéndole retos importantes, son unos bárbaros ayudándole a uno”, comentó el director ejecutivo de Banco Azul.
Don Armando tiene muchos recuerdos de esos dos primeros años de trabajo, sobre todo porque apostando por lo digital, decidieron incorporar en el Banco un software de nueva generación, pero desconocido para los colaboradores que trabajaban en la industria e incluso para la Superintendencia del Sistema Financiero y eso les alargó la apertura.
A pesar de que el tiempo para abrir se postergaba continuamente, don Armando recuerda que el esfuerzo de los colaboradores, gente joven y creativa, los inyectaba de alegría. “Incluso tenían una canción que interpretaban cuando todo salía bien”, contó.
Uno de los días que más guarda en su memoria es el 20 de julio de 2015, cuando luego de casi dos años pudieron por fin abrir la primera de diez agencias – Agencia Olimpica. Todas se inauguraron la misma semana.
“Ese día nosotros estábamos bien nerviosos a ver si no nos fallaban los sistemas y cuando abrimos la Agencia Azul Olímpica ya estaba un señor paradito esperando poder ingresar, fue nuestro primer cliente. Lo entramos y vimos como abría su cuenta y nosotros súper felices viendo que todo saliera bien, fue una algarabía y una fiesta para todos”, recordó entusiasmado.
Las fortalezas y valores de Banco Azul
De aquel primer cliente, Banco Azul ha pasado a tener más de 45,000, la institución cuenta con un capital de 80 millones de dólares y tiene alrededor de 508 millones de dólares (cifras a junio) en activos.
“Empezar de cero y llegar a estos activos es algo muy importante. En cartera tenemos 360 millones de dólares y en depósitos y títulos de inversión unos 378 millones de dólares”, detalló orgulloso.
Don Armando dice que han ido en franco crecimiento a tal grado que instituciones como Bandesal y otras internacionales ya los reconocen y les otorgan créditos.
Financieramente el Banco está fuerte, pero para él y sus fundadores, su pilar más sólido es su gente y los principios con los que la institución fue creada.
“Desde que comenzamos reclutamos un montón de cipotes, les explicamos que el proyecto además de financiero era de servicio y nos apoyamos en los atributos de cercanía y calidez. Tenemos un himno que habla de nuestros valores que es ser empático, la cercanía, la calidez y la simpleza de nuestras operaciones”, contó orgulloso.
El cultivo de esos valores, aseguró es su mayor capital y se lo deben a sus colaboradores.
“Somos una empresa bien familiar, a nosotros nos alegra estar reunidos con los empleados, yo me reúno con todos los gerentes y celebramos los cumpleaños, esas cosas que parecen de antes, pero son importantes para nosotros como Junta Directiva y para ellos como colaboradores. Somos de puertas abiertas y si queremos ser cercanos con el cliente, tenemos que ser cercanos entre nosotros”, comentó.
Don Armando reconoció que 2020 ha sido un año difícil y aun cuando todas sus agencias estuvieron abiertas y con equipos trabajando desde casa y otros presenciales, cree que terminarán el año en positivo.
“Hemos crecido en créditos un 10% y en depósitos un 13%. Vamos bien y eso nos lleva al mes de septiembre a una utilidad de $600,000 dólares y para ser un banco emergente, en un ambiente de pandemia, son cifras muy alentadoras. Proyectamos utilidades de un millón al final del año”, explicó.
El director ejecutivo detalló que en 2021 van a continuar impulsando su apoyo a la micro, pequeña y mediana empresa a través de su programa Reactívate Mipyme, mejorar la inclusión financiera con productos como la Moneda Azul, la cuenta simplificada entre otros.
Optimista para el futuro, dirigir Banco Azul es para don Armando un título extra a su prestigiosa carrera. “Este es un posgrado que he sacado. Yo conocía muchas cosas técnicas, pero organizar una institución enseña mucho, he aprendido más de la gente, del recurso humano, eso me llena de satisfacción”, concluyó el empresario que ha pasado 49 de sus 67 años dedicado a la industria bancaria.