Unos 1,500 clientes por día y una trayectoria de 59 años hacen de Tienda Morena un ejemplo de pujanza y éxito en el mundo empresarial.
Un inventario de más de 12,000 productos distintos, desde un tenedor hasta un barril. Artículos de plástico, aluminio, vidrio, peltre, tela y más, provenientes de casi una decena de países, son parte de la oferta de una historia de éxito que comenzó en un humilde puesto en el mercado Central y con una inversión de apenas 25 colones ( unos $2.85 en moneda actual).
Tras esta pujante empresa está la disciplina y el trabajo duro de doña Morena Estela de Rivera, una salvadoreña que aprendió desde niña el oficio de comerciante, junto a su abuela.
Desde pequeña doña Morena acompañaba a su abuela al exmercado central- hoy Plaza Hula Hula-para ganarse la vida. Más tarde cuando cumplió 18 años, su abuela le regaló 25 colones para que se independizara.
Del puesto del mercado, que sufrió un incendio, la comerciante pasó a alquilar un local en la esquina del pasaje Fajardo y la 6ta. Calle Poniente, donde nacería oficialmente la Tienda Morena, era el año 1961.
La joven aprendió rápido las peripecias del negocio y comenzó a importar productos de peltre desde Alemania, México y China.
“Mi mamá era emprendedora nata, en aquellos tiempos (finales de los años cincuenta) vendía peltre, más conocido como acero esmaltado, que venía de China, pero también de Alemania y México, eran productos bien populares”, rememora don Ramón Rivera, el cuarto de sus cinco hijos.
Don Ramón- hoy el director ejecutivo de la tienda- recuerda a su madre como una mujer disciplinada, organizada y austera, que no vivía con lujos y que enseñó a sus cinco hijos a vivir con lo necesario e invertir en el negocio.
Madre de tres varones y dos niñas que se llevaban un año de diferencia entre sí, doña Morena se convirtió en madre soltera muy joven al quedar viuda cuando el mayor de sus hijos tenía 15 años y el último 11.
Sin embargo, nada detuvo a esta salvadoreña que se levantaba con el alba y se dormía muy tarde, combinando su trabajo de empresaria con el de mamá.
Don Ramón asegura que él y sus hermanos hicieron de aquel primer local y de la empresa su hogar.
“Mis hermanos y yo nos criamos en la tienda, mi mamá siempre trabajó, no tuvo tiempo para estar en el hogar. Abríamos de domingo a domingo, de lunes a viernes estudiábamos y los domingos nos veníamos con mi mamá a la tienda, pero nos mandaba a los cinco al cine París a ver los matinés de Tom y Jerry que ya los sabíamos de memoria y luego de nuevo a la tienda, crecimos ahí, siempre fue y será nuestro hogar”, recordó emocionado.
Doña Morena falleció en agosto de 2019, a los 88 años y trabajó hasta el último día que pudo mantenerse en pie.
Los cinco hijos aprendieron el oficio y ahora conforman la junta directiva de la empresa, pero es don Ramón Rivera quien funge como director ejecutivo y asegura que siempre mantiene presente las enseñanzas de su mamá.
“Mi madre me dejó dos lecciones importantes, una; que no hay almuerzo gratis, que el bienestar se obtiene del trabajo, no viene de otra cosa. Mi mamá se levantaba temprano y trabajaba de domingo a domingo y todo lo que hizo, lo hizo con base a ese gran esfuerzo” contó.
Y otra lección que le dejó y que hace que la empresa se mantenga tan fuerte es aprender a cumplir las obligaciones con los proveedores y pagarles en los plazos establecidos para generar confianza y buenas relaciones de negocios.
Los colaboradores, su principal tesoro
Han pasado 59 años desde que doña Morena abrió el primer local, hoy Supertienda Morena posee dos sucursales más. La primera que se inauguró en 1961 sigue en el mismo lugar, en el 2004 abrieron en Santa Tecla y en el 2013 en la colonia Escalón.
Cuentan con 150 colaboradores y según don Ramón son la columna vertebral del negocio a lo largo del tiempo, incluso poseen empleados que han estado con ellos casi cuatro décadas y generaciones completas de familias que también han trabajado en la tienda.
El empresario comentó que ofrecen un paquete de prestaciones más allá de la Ley, porque buscan que la tienda sea más que un centro de trabajo, una familia.
La pandemia y los retos futuros
Don Ramón dice que como a la mayoría de empresarios, la pandemia también les provocó pérdidas, pero gracias a que ofrecen productos de higiene y limpieza pudieron mantenerse abiertos y continuar sirviendo a sus clientes.
Sin embargo, estos meses de cierre los obligaron a impulsar la modernización de su tienda en línea en la que han venido trabajando y que estará lista en octubre.
“Es obvio que el comercio electrónico ha cobrado más importancia como resultado de la pandemia y va a seguir creciendo, no solo porque la incertidumbre del virus se mantiene, sino porque la gente se convenció que es más seguro. Definitivamente le estamos apostando al comercio electrónico en gran medida y también al servicio de delivery, estamos invirtiendo en transporte para ampliar la cobertura”, detalló el empresario.
También planean invertir en una planta eléctrica en la sucursal del centro, ya que el sistema eléctrico de esa zona está a punto de colapsar.
El empresario dice sentirse optimista respecto al futuro y seguirá esforzándose por sacar adelante la tienda que su madre inició con mucho esfuerzo y valentía.